El color blanco se enreda con el celeste, el gris dice presente en este fin de tarde de fiesta, e invita al dorado a deslumbrarnos con su existencia. El sol se esta yendo a dormir y son los últimos minutos de sus rayos los que disfruto en un momento puro y verdadero.
Las palmeras, las casitas allá abajo, los pájaros que regresan a la isla Batuta como todos los atardeceres. Todo conecta entre sí, y esto: transmite la paz que lleva dentro, sintiendo a la naturaleza como mi propia esencia.
Las gotas de lluvia permiten a los árboles y a las plantas nutrirse con intensidad de la tan deseada agua. como yo me nutro del amor que destila el hombre de mi vida.
La realidad pierde sentido y me pregunto si este paisaje es una obra maestra de nuestro querido Magritte. Parece un sueño onírico, sin embargo, lo estoy disfrutando minuto a minuto sin miedo a ser feliz.
P.D Vista desde casa.
Destinatarios: Queridos Viejos!
Praia do Rosa, Santa Catarina, Brasil.
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