Querida niña:
¿Cómo llevas la vida de adulto? ¿Te acuerdas de nosotros alguna vez?
Yo estoy mejor, el tratamiento da sus resultados y parece que mi obsesión por el tiempo se suaviza; ya no siento tanto estrés.
Hoy me he acordado de ti en la terapia de grupo: hay un muchacho tan soñador como tú, se llama Peter, al pobre le cuesta aceptar el paso del tiempo y madurar en consecuencia. Parece que somos muchos los que tenemos este tipo de conflictos.
¿Sabes? El sombrerero se reconcilió con el tiempo y dejó de tomar el té de las seis, pero la liebre de marzo no lo pudo soportar y dejó el País.
Echo de menos mi casita, ya voy para seis meses en esta especie de balneario sin relojes aprendiendo a perder el tiempo. ¿Sería mucho pedirte que vinieras a verme?, al menos escríbeme alguna vez.
Tuyo,
El conejo blanco
Destinatario: Alicia
Paseo de la Casa del espejo S/N
Mundo despierto
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