Querido. 

Pasan clientes y clientes por la cola de la frutería donde solíamos encontrarnos y tú no estás en ella. Hace días que no sé de ti. Al principio pensé que simplemente no querías verme. Pero esta mañana, al llegar a casa después de dos horas en la cola sin más éxito que unos aguacates rebajados, he encontrado este regalo en mi frutero. ¿Lo ves? Es jengibre. Sabes que nunca compro jengibre. Eso tiene que ser cosa tuya, esas manías orientales que te dan a veces. De alguna manera que desconozco has colado jengibre en mi frutero. Tengo la esperanza de que encuentres esta pintura cuando pases por aquí. Es lo más parecido que he podido lograr, no soy ninguna artista, ya sabes. Espero que vuelvas a explicarme qué querías decir. Que vuelvas y pueda hacer algo con toda esta fruta, antes de que pase más tiempo y acabe por tirarla a la basura. Creo que aguantaremos unos días más. 

Con todo mi afecto. 

Lua

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