El fin del mundo

Comencé mi viaje el día del fin del mundo. Desde entonces tan solo me detuve cuando el cansancio me derrotaba, o al final de los atardeceres, al ponerse el sol. Para los que creyeron, todo concluyó en una patraña urdida por mentes alucinadas. En mi caso fue tan solo una excusa, el último impulso que precipitase mi decisión. Al fin y al cabo —ya me conoces— yo no creo en profecías ni augures.

Te escribo sobre la arena de esta playa, inmerso en un trance de olas. En silencio, aprendo el difícil arte de observar el paso de las nubes. Junto al mar, la costa se alarga en una línea que me llama, me grita que la siga, que no me detenga. Y yo dejo que su grito tire de mis entrañas.

Más tarde que pronto llegaré y, entonces, nos abrazaremos. Verás que el pasado será el mismo, y del futuro no habrá mucho de que hablar. Entonces, sí, el mundo se acabará en cada instante, y gozaré del presente en tu compañía. Después, partiré de nuevo, hacia ninguna meta, sin ningún destino.

Destinatario:

 Ami de Mes Heures

Rue del instant, 24

661001 – Frontier

Firmado:

Tu amigo Anto