El día que Sebas despertó

El día que Sebas despertó

Leonardo Quevedo

13/02/2013

Sebastián se había levantado un tarde ese día.Solo pudo conciliar el sueño en las primeras horas del día. Navegaba incesantemente en las redes sociales, tratando de encontrar algo novedoso, algo que llamara fuertemente su atención. Era  una búsqueda diaria que no hallaba fin. Ingresaba a su perfil en Facebook y leía por horas comentarios, miraba fotos  de personas que tal vez en su vida jamás llegaría a conocer. Estaba  ensimismado en ese mundo virtual, tal vez esperando que le proveyese alguna satisfacción más allá del chiste fácil,  la crítica indolente contra los gobernantes de turno,  las causas nobles como la protección de las ballenas  o algun otro animal en vía de extinción.

Ese día no quiso salir de la cama. Trabajaba un una oficina virtual, actualizando páginas por internet o dictando clases a través de una cámara web. Aún tenía pizza del día anterior, por lo que desayunó con un pedazo ya endurecido y un poco de refresco que tenía en la nevera. Llevaba, más o menos, una semana sin salir de casa y no se acordaba con exactitud qué día era. No importaba. No estaba supeditado al horario tradicional que su sociedad, en su mayoría, aún lograba sostener.

Se levantó a eso del mediodía  y decidió que su almuerzo sería otro pedazo de pizza, pero prefirió calentarla un poco en el horno microondas. Ya no sabía igual. Nuevamente entró a las redes sociales,  esperando encontrar a aquella chica bella, de ojos azules profundos, de cuerpo esbelto y sonrisa amplia, de chistes ligeros pero que publicaba imágenes de paisajes remotos, en lugares exóticos. Tal vez era una chica misteriosa, con un mundo de conocimientos, de locuras por vivir, de sueños por conquistar. La esperó durante un par de horas, viendo que se conectara a través del chat, pero finalmente no apareció. Sebastián pensó que  ella había optado por permanecer oculta, pues estaría hastiada de tener tantos admiradores. Aparecía con 10.000 seguidores, pero eso no lo amilanaba. No perdía la esperanza de conocerla en vivo y en directo. Ya en una ocasión él había podido establecer una conversación. Una corta conversación pero era algo esperanzador. Él le dijo: Hola y ella respondió con una carita feliz. Luego él le dijo bye, y ella dijo ¡Chao! Era la conversación más larga que había podido lograr con ella, ya que en otras ocasiones, Sebastián tan solo había iniciado la conversación, pero la respuesta de ella se hacía esperar. 

– Debe ser una chica muy ocupada- pensó Sebastián. Luego se dispuso a actualizar una página que hacía un buen tiempo no tenía movimiento. Su cliente le había llamado y le hizo el reclamo po su tardanza. Sebastián era muy hábil con su computador e hizo el trabajo en una hora. Luego estuvo jugando el resto de la tarde en su PlayStation hasta que se sintió agotado. Luego regreso a la red social, y miró a sus contactos, a los que estaban conectados, tal vez para iniciar alguna conversación casual que lo sacase de la monotonía. Tenía muchos contactos, pero no vio algún amigo, alguien a quien le tuviera confianza, o con quien tuviese un pretexto para iniciar una conversación. Tampoco la chica de ojos azules profundos se había conectado.

Era otra noche más y el día había pasado rápidamente. No se había dado cuenta en realidad si la luz del sol se había asomado, pues ese día no abrió las cortinas. La luz artificial fue su compañia y solo se dió cuenta que era de noche cuando encendió el televisor y vio su programa favorito de las ocho. Era un programa que mostraba los lugares más extraordinarios alrededor del mundo. Le encantaba la naturaleza. Ver los rios, los océanos, la diversidad de especies animales, y también las costumbres de otros países. Así fuese por lo menos verlos en televisión. Veía comidas exóticas pero ignoraba su sabor. Veía aguas cristalinas pero ignoraba lo que se podría sentir sumergirse en ellas. Veía gente pero no sabía si de alguna manera podría tener una conversación con ellos.

Miró su reloj y se dió cuenta que ya era la medianoche. Se levantó, fue al baño y miró su rostro en el espejo. Tenía una barba de varios días y no se acordaba si se había bañado recientemente. Enjuagó su rostro, se lavó los dientes y se sintió cansado. Muy cansado. Estaba agotado y no sabía de qué en realidad. A pesar de eso se conectó una vez más, esperando ver de nuevo a la mujer de sus sueños, la chica esbelta de ojos profundos, la de 10.000 fans. Sorpresivamente ella estaba on-line y de inmediato la saludó:

– Hola
– Hola-, le respondió.

– ¿Cómo estás?-, escribió Sebastián. Pero ya ella nunca más había de responder. Esa fue la última «conversación» que tuvo con ella.

Esa noche Sebastián durmió profundamente. Estaba realmente cansado. Tuvo un sueño y en el sueño veía que estaba volando como un ave. Sentía que su cuerpo flotaba en las alturas y que estaba en un lugar muy bello. Volaba sobre una playa hermosa, con un mar tranquilo, sereno, plácido. Se elevó un poco mas y pudo ver algunos buques que llegaban a un puerto, muchas personas caminaban cerca y otros se deleitaban comiendo frutas jugosas. Avanzó otro poco a medida que descendia y pudo ver una playa casi vacía, donde jugaban algunos niños con una pelota de colores. Pudo ver otras personas descansando, mirando al mar, mientras la brisa recorría sus cuerpos. Allí aterrizó.  Empezó a caminar y sus pies descalzos dejaban huellas en la arena cerca al mar. Caminaba muy lento, pero sus sentidos estaban muy sensibles, atentos al sonido de las olas y las gaviotas, al calor del sol y al olor del trópico.

Sebastián se despertó  temprano, como pocas veces lo había hecho. Eran apenas las 5 de la mañana. Sintió que una paz lo inundaba y se sintió vivo de nuevo. Fue al baño, tomó una ducha fría y comió algo ligero. De repente, buscó un morral que tenía guardado y alistó unas prendas que tenía aún limpias. Salió de su casa y empezó a caminar sin un rumbo fijo. Tan solo quería encontrar esa playa y ver ese mar y estar allí. Quería vivir allí por siempre. Ese fue el día en que Sebastián se desconectó.playa1.jpg

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus