Creía, yo creía en Dios; eso era lo que me habían inculcado en aquellas tardes  al sol en el patio de naranjos en flor.

  Tiempo de niñez, tiempo de sabores, tiempo de ganas de volar.

  Así año a año se forjaron en mí lazos de seguridad hacia  todos aquellos personajes que pasaron por mi camino: amigas, vecinos, maestros, amores…; y todas esas creencias me hicieron soñar que la vida sería calma, rutinaria, que los hombres acompañan…

  Después muchos días de papeles, lápices, pizarrones, horarios, corridas, obligaciones… hasta que de pronto como por arte de magia asomaste para mostrarme otro mundo en un minuto, en un segundo, más que rápido.

  Muchas  lecturas, muchas reflexiones, muchos hallazgos, muchas vueltas de tuerca a todas esas ideas del pensamiento único que tanto me habían atrapado.

  Tardes y  noches de estudio, de repensar la vida, de decidir si había estado realmente segura y  feliz.

  Llegaste para que tomara decisiones, para mostrarme que nada es lo que parece, que todo es relativo, que podemos morirnos ya y no pasa nada, que nadie es imprescindible, que la seguridad es el hoy que tenemos porque el futuro no existe. Llegaste para mostrarme un mundo oculto que nació de las ganas de ser yo.

Y si cuando niña pedía todas las noches a aquel dios incorporado, hoy, ya mujer decidida a vivir en plenitud , agobiada de mandatos y no de verdaderos deseos, te pido nuevo dios de esta era me sigas acompañando en esta tarea de ser mujer, ahora, agradecida y confiada de que me sacarás de muchas dudas. 

 Es que llegaste- terrenal y sin espacio-, oh nuevo dios y yo en tu contacto¡¡ BIENVENIDO!!

  

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus