Necesito novia. Fue lo primero que pensó Ernesto al despertarse aquella mañana.  Se levantó y como siempre revisó su cuenta de Twitter la información del momento, noticias vagas como todos los días, quizás las mismas del día anterior, pero no podía dejar de leerlas con gran devoción. Se duchó con agua caliente  y aun en toalla de baño, cogió su  celular y le dio un “I like”, a una foto de una chica que aparecía en su cuenta en Facebook en la playa, con un esbelto cuerpo, color piel canela tomando  el sol.  –Sin duda, que era linda. Se dijo, para sí. Recordó, que la había conocido el año pasado, en el cumpleaños de un amigo en común en donde hicieron mucha empatía. Llevaba más de seis meses queriendo llamarla, pero postergaba dicha misión, sin más razón que la de siempre, su trabajo, que no le daba respiro.

 –  Hoy es el día. Se dijo en voz alta mirándose en el espejo su figura de querube,  un poco gordo y con la barba sin afeitar.  

¿Cómo es qué se llama? Después de pensar un momento, el mismo se contestó  – ya,  Susana.

Corroboró  su nombre en la cuenta de Facebook. Se acordó, que en aquella fiesta, se  habían reído juntos   hasta la saciedad  y se burlaron aquel día del cumpleañero que hablaba sin parar y era el  más imprudente del mundo. Ese día, sus ojos estuvieron prendados de su escote rojo y de su linda sonrisa.

Pensaba con cierta rabia interna – Hace mucho no estoy con una mujer,  más de seis meses que no amanezco con alguien, se decía para sí. No le gustaba irse a las putillas, como algunos de sus colegas de oficina, pero de verdad, sentía hasta en lo más profundo de su ser, que le hacía falta compartir su lecho con alguien. Quizás era un efecto de sus 35 años y de sus malas experiencias anteriores en donde había salido muy herido.  Su último amor, salió de su casa insultándolo, tirando la puerta de un portazo y gritando que él era un egoísta de mierda. Su novia anterior ahora estaba casada y tenía familia con un pendejo.  Follar tampoco fue su prioridad, pero ante tanta soledad y cansado de esa suerte solitaria y clandestina del onanismo,  se volvía en más que en una obsesión.

Decidido,  le llamó desde su última adquisición de celular y por el que había esperado en preventa casi tres meses que lo lanzaran a vender en las tiendas.  Susana le contestó con voz de ultratumba.

 – Alo, Ernesto. Le contestó con voz de sueño.

– Si, con él.  A Ernesto se le acabó la valentía, titubeó un poco  y su corazón latió a mil por hora.

 –  Ole, que milagro.

 – No sabía que tenías mi número guardado, le dijo él. 

Susana se río tan lindo, que Ernesto se imaginó su bella boca carmesí y sus dientes blancos como en aquel cumpleaños. Ella,  se desperezó un poco y continuó.

 – No te acuerdas que me diste el número esa noche, en la fiesta donde Eduardo.

– ¡Ernes, pero  qué milagro que me llamas!

El, tomó aire, suspiró y con la voz quebrada respondió.

-¿Sólo quería saber cómo estabas? ¿Saber si habías llegado bien de vacaciones? ¡Solo vi tu foto y te llamé.   De inmediato, pensó que no le había dicho lo más apropiado. El, ya no era un niño, como para ser tan predecible y tan poco locuaz. Quedó en ascuas esperando su respuesta.

 – Ahh tan lindo,  pero todavía estoy en las canarias, con Darío, mi novio.

Esta frase, le retumbó a Ernesto en su cabeza y se le cayó todo al piso, literal. Se sintió como un idiota por haberla llamado e importunarla de este modo y  sólo atinó a decir, para salir del paso y evitar los largos  segundos que pasaban sin su respuesta.

– Que pena, entonces hablamos después. 

Ella,  se echó  a reír coquetamente abrazando la almohada, con su frescura de siempre y con su delicada voz de alondra le susurró.  

–Tranquilo, que él ya salió para una entrevista y  estoy sola en la cama del hotel.

Fue al oír esto lo que envalentonó a Ernesto, quien cargado de  un nuevo aire, arremetió de manera enfática y decidida.  – Como estas de guapa en las fotos del Facebook.  Luego le preguntó  –  ¿Aún tienes ese color  canela Hollywood de las fotos o es puro efecto de photoshop? 

 Ella le dijo – llevo tres días de sol. ¿Quieres comprobar?  Dicho esto, procedió a hacerle toda una demostración de lo que puede ser una devoradora felina frente a una indefensa liebre.  En video en línea, desde su celular le mostraba a Ernesto cada parte de su cuerpo doradas por el sol y  aun aquellas en las que este no llegaba. Sin pudor y sin pena se tomaba cada foto y la enviaba.  – Estas divina. -Me encanta ese lunar. Que rico subir a esas cumbres.  Se excitaba ante cada imagen y solo contestaba con frases subidas de tono.  Todo un espectáculo de acrobacias matutinas, acompañadas de fotos sugestivas de lado y lado.  Frases fuertes y videos explícitos en directo que daban fe de la consumación de aquel amor furtivo, pero que para Ernesto parecieron minutos majestuosos y de una felicidad inusitada, aunque se sentía extraño al tener el mismo que tomarse y enviar fotos de su intimidad y de aquello que era su suerte solitaria. Ella concluyó esta experiencia con una gran explosión de pasión y locura con un  jadeo corto retorciéndose y contorsionándose en la cama, mientras él, veía atónito.

Todavía acostada y pasados unos minutos, mientras se fumaba un cigarro  le dijo  con voz mucho más seria que antes y de manera cortante.  – ¡Ernesto me caso  el próximo fin de semana, con mi novio el actor de teatro!  Por eso estamos de viaje, para cuadrar toda la boda. Sentenció y prosiguió diciéndole.  –Espero que entiendas que  es mejor, que olvidemos para siempre lo ocurrido hoy, para mí fue especial, pero lo tomé  como una despedida de soltera. Ahora, chao y por favor borra todas las fotos.  Demás está decir, que Ernesto nunca realizó la llamada aquella mañana y que lo anterior sólo ocurrió en su mente.  El despertó, todavía con su nuevo celular en la mano.

¡Empezó bien el día, después de todo! – se dijo así mismo. Ahora, otra vez a su  realidad y a su soledad. Definitivamente necesitaba una novia.

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