¡Isabela despierta!, ¡Yo Soy!

¡Isabela despierta!, ¡Yo Soy!

Guillermo Burgos

30/01/2013

  • La absorción (Luna creciente):

Isabela. Aunque estaba identificada, no tenia identidad. Era otra entre la gente, era extraña entre parientes, su aroma y su fragancia, su cabello que dejaba cierta estela en la ciudad.

Estudia en la universidad, una carrera muy decente, con cadenas escasas de distancias, que amarraba la esperanza de poder ser independiente, vive sola, se mantiene sola, pero depende, aunque se creyera libre, depende. Casa, clases, trabajo, casa, no hay un día en que la rutina le pase algo por alto, los padres la han tornado inflexibles por espantos. El sistema le da miedo. Cada día le recuerdan que el peligro está asechando. Paranoias de autobuses, por noticias de gusanos, muy difícil para los medios subir capital, con noticias que den luces. Los 10 niños sanos que nacieron, no igualan al ladrón, matado en su carrera. Al final lo que vende es morbo, y las cuerdas que poseían a Isabela le acortaban libertad. Egos, comodidades, santifican sociedades, nos disfrazan la verdad, entre grandes cantidades de consumismo, los barcos del materialismo, arriban con materia prima para un mundo sin sentido lleno de tecnología. Los payasos la distraen con discursos políticos, la mantienen conforme con avances científicos, las redes sociales inundando hasta su mundo onírico, se ha vuelto un circuito sin contacto con su espíritu. 

Percibiéndolo normal, y pensando que no hay más, se movía entre la gente, sin siquiera estar consciente.

¿Cuando fue la última vez que sentiste tus zapatos? ¿Los sientes siempre o solo porque te recordaron?- Preguntándose a si misma entre luces cegadoras.

Poco a poco se dio cuenta, que casi siempre vive muerta, sin sentirse ni su cuerpo, ni su pensamiento o sentimiento, nunca habría esas puertas. Y adentrándose en latidos, empezó a escuchar las respiraciones de su cuerpo. Así comenzó a nacer, el alma de ella, empezaba a conocerse mas por dentro que por fuera, las cortinas se caían, su verdadero ojo empezó a abrirse, las mentiras que tejían su entorno comenzaron a deshilar, su mente se vaciaba destilando suciedad de sociedad. El universo se desnudaba a lo que era en realidad.  Necesaria destrucción, para construir la vida nueva, no vacilaba ni un segundo en matar egos y molestias, miedo y sumisión. Necesario sacrificio mental, de nuestro Estocolmo a las cadenas, amores falsos de condena. Y despertó.

  • El destierro (Luna menguante)

Entre blancas paredes acolchadas, si no fuera por la gravedad no sabría que es arriba o abajo, una nota desafinada en su oído y la desaliñada Isabela se levanta, aun borrosa su visión, mover los brazos es muy difícil con camisas de fuerza, un camino de baba, aun húmedo en su boca que sabia a nada, olor a plástico farmaceuta, olor a medicinas y recetas, esa vida estaba siendo imaginada.

Y viéndose a si misma, entre lagañas incrédulas, comenzó a gritar y a golpear paredes con el cuerpo, frenética, no entendía que pasaba, ni que hicieron con las tétricas cosas que al parecer superaba. Confundida y desorientada, lo que ella descubría era herejía, y en frecuencias gamma, no sabia si eran ellos los que no entendían, o si era ella la loca. Las masas dominantes de gente, la acusaron de incoherente, a nadie dejan ser niño, sin tratarlo de demente. El espíritu evoluciona con lo que el sistema llama locura, y a ella le decían “la Loca” en su universo de pintura.

Agentes señalaban su mente, la calificaban con informes psiquiátricos por ser tan diferente. Y ella, que ahora no dormía, olvidaba lo que era, cada noche se desvela hasta que le dan algunos fármacos, pero ni siquiera se llamaba Isabela. Su vida, sus clases, trabajos y disfraces, se habían derretido entre sus verdaderas manos. Carolina, su nombre real según papeles del psiquiátrico, la oficina de un doctor que la miraba de reojo, temblorosa y friolenta, sedada con pastillas para hacerla olvidar, su verdadero camino, el interior.

Dime Carolina. ¿Estás dispuesta a reintegrarte a la sociedad? ¿A aceptar que tu felicidad depende de la tecnología? ¿Dejarás todas las locuras de que Facebook nos domina? ¿Seguirás buscando los estudios, trabajo, la casa mas grande, el carro del año, el prototipo americano de familia?-decía el psiquiatra inclinándose en su silla.

Y mirándolo fijamente a los ojos, Carolina respondió:

Desaprendiendo me hago sabia, dentro de mi es el universo, no cambiaría eso ni por todas las fuerzas monetarias. Camino a ser niña, camino en la energía Crística. Aunque me hagan olvidar con sus métodos malignos, en el fondo conseguiré lo mismo, a mi misma, soy libre porque ni encerrada me dominan, no necesito más que aguantarme a lo de adentro. Escupo en sus mentiras, escupo en la realidad que han retorcido dentro de mi, pero es que no se dan cuenta, que la vida es un acto poético, locura irracional. Ustedes en cuadrados normales y lógicos, en contra de lo natural, los locos son ustedes, con su orden universal. Del caos nace todo, la razón es relativa, y aunque me seden de este modo, en cualquiera de mis realidades, en cualquiera de mis nombres, Isabela o Carolina, conseguiré sentir la vida, sin tus cadenas asesinas, que están hechas para locos de verdad. Estoy despierta y soy una con el absoluto, tu eres yo y yo soy tu, diferencias no descubro. Si soy bruja que me quemen, si soy terrorista que me maten, si soy loca que me seden, si soy criminal que me aten, al final no soy la primera mártir, y si a los mismos iluminados los mataron, que me queda a mi, que al ridículo he llegado. Aunque quieran confundirme en mi identidad virtual de tercera dimensión, siempre me conseguiré con lo que realmente soy, lo que encuentro siempre es UNO. Infinito dicho esto se rió.

El doctor negando con la cabeza, tomando notas en su avanzada libreta digital. La enfermera regresó.

-Aíslenla de nuevo, es peligrosa, aun no se cura, doble dosis-

-Si, señor– Respondió la enfermera del futuro con rostro de lástima, sacando en silla de ruedas a Carolina…o tal vez a Isabela, de vuelta a la blanca habitación plástica. 

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