– “Nunca antes había sido tan fácil conocer a alguien, jamás en mis años pasados fue tan rápido concretar una cita. Fueron las palabras de Julia, y en eso pensaba Linda mientras volvía a casa, era una conversación que habían tenido muy temprano por la mañana.

Cuando cruzaba el umbral del edificio recordó más de su conversación de la mañana:

– “Pero la verdad es que con el facebook basta un par de cliqueos para dar con esa persona que viste pasar hace unos días, y te ha dejado flechada e intrigada”, le contaba Julia. – “Mira es lo más cercano y parecido a esa teoría de los  seis grados de separación, bastan 5 pasos y lo has atrapado, claro que siempre hay que esperar  que el pez muerda el anzuelo, después que acepte será suficiente para ligarnos hasta con el presidente del País y cualquiera que se desee, o con un limpiabotas que vive en el rincón más alejado”. Finalizó.

-Es muy fácil. Repitió en voz alta Linda, después de recordar.

Entonces después de los deberes, se aplanó frente al computador y se sumergió en la red,  descubrió tantas cosas al mirar con atención, antes había estado tan ocupada que no había analizado todo cuando sucedía en esa lugar virtual.

Encontró varios perfiles, los que en su vida había visitado, notó que Ángelo era un fotógrafo aficionado genial, escondido tras la pequeña lente de su móvil, captaba lo inimaginable.  Linda repartió likes a diestra y siniestra, descubrió lo entretenido que era pinchar en ese famoso “me gusta”, no dejó de hacerlo hasta que un poco hastiada de las fotografías se encontró de frente con las poemas de Sarah, por Dios! Neruda se habría quedado tieso al leer tremendas líneas, era un vaivén hermoso y extasiante, todo aquello que leía la dejaba tan cansada y orgasmeada, como después de haber tenido una faena nocturna de alcoba, pensó para sí misma, que Sarah no parecía tener tremendos dotes de inspiración, no terminaba de hacerlo cuando notó que, en la parte inferior de su ventana un titilante recuadro azul intentaba llamar su atención, cliqueo y  era Julia.

– Qué? Por fin decidiste a explorar, o seguirá siendo tu perfil el espejo del Sahara?

– jaja, si, decidí hace rato, explorar mas allá de mis desaparecidas conversaciones con mi ex.

– Jaja, Escribía Julia. 

Linda tenía un novio posesivo, y ella no tenía tiempo para darse cuenta de que se trataba realmente tener un perfil en la red social. Ahora lo estaba descubriendo.

Mientras también seguía hablando con Julia,  Linda pudo ver que el “face” no era solo galería de artistas casi anónimos, era también un colega de Sigmund Freud, que tenía ocupada la agenda todo el día y todos los días, aun así de pronto y de momentos se volvía aquello una terapia colectiva y asistida, sin embargo pudo darse cuenta que aquello era benéfico, pues de esa manera es menos todo lo dañino que guardamos dentro y siempre se puede encontrar la solución, pues ahí 2 o mil cabezas por fuerza pensarían mejor que una.

Al siguiente día Linda volvió a explorar, era también simpático ver como José y Bianca se daban likes uno tras otro y comentaban cada cosa que publicaba uno o el otro, poco a poco estaba ya envuelta en aquel enorme mundo, en el que nada se oculta, mientras reía y se decía a si misma lo ridículos que algunos sonaban.

No dejaba de husmear en un lado y otro, y se daba cuenda que nada difícil resultaba localizar a la chica del pueblo que había huido porque estaba embarazada, porque ahora que es tan fácil poseer cámara fotográfica, todos muestran el fotógrafo que traen dentro. Después de una semana Linda ya era casi una experta y de vez en cuando publicaba una frasecita de su inspiración, ahora trabajaba en conexión con todo mundo y si se encontraba estresada no faltaba nunca el bobo que le hacia reír con su mal chiste del día, encontraba una receta de cocina no muy rebuscada y podía cruzar un saludo ocasional con su primo Luis, al que hacía años no visitaba, era un hecho, el facebook, acortaba indudablemente la distancia y evidenciaba un sin número de cosas. Era lo que refunfuñaba, cuando miró que alguien quería contactar con ella, era Miguel,  se encogió de hombros y  pensó que aceptar no era mala idea, miró alrededor y se dio cuenta que no había más problema, ni nada que pudiera evitar la ya anunciada conversación.

 – De donde me conoces?

Eso preguntaba Linda y Miguel le había dicho que vio su perfil en el de un amigo y le había parecido interesante su fotografía recién publicada.

Interrogantes sobre donde trabajan, la edad, gustos e intereses, inundaron horas y horas.

 – woow, en serio has visitado ese lugar?, exclamaba Miguel, mientras Linda añadía

 – Claro, por supuesto, ese es un lugar mágico, deberías ir,

– Deberíamos ir, replico Miguel.

 

Una cosa llevaba a otra, era una conversación fluida, interesante, interminable, emocionante, ambos podían sentir como si hiciera un siglo de haberse conocido, en ocasiones se adivinaban el pensamiento o coincidían en lo que estaban a punto de decir al siguiente minuto y no podían hacer más que reír ante la coincidencia.

 

Este hombre no es nada parecido a ninguno que haya conocido antes.  Fue el último pensamiento de linda antes de dormir, no la dejaba en paz ese pensamiento, acerca de lo absurdo que le parecía sentirse como si hubiera tenido una cita, cuando solo había hablado con un desconocido.

Dos semanas y Linda estaba enfrentándose a una sorpresiva pasión, sumergida y cautivada por el enredoso e intrigante mundo de la red social, en el que en una novela, todo puede suceder, reencuentros inesperados, sorpresas, desencantos y hasta encontrarte con un famoso, con un asesino en serie, una confidente, conocer al amante de tu vecino, a  un poeta, algún artista sin descubrir o un “perfecto” príncipe azul.

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