¿Hasta donde ha llegado la tecnología?
Esa pregunta resonó en mi cabeza al ver mi familia “reunida en el salón. Mi hermana sentada en el sofá con el móvil, mi hermano pequeño sentado a mi lado con la psp en la mano, mi madre en su sofá con el portátil y mi padre desde su sofá viendo el fútbol en la tele.
Esto es lo que hoy en día se conoce como pasar un rato con la familia.
Me levanto del sofá para intentar buscar ese trocito de antigua vida, en la que la tecnología no ocupaba más que una pequeña parte. No claro sin antes escuchar las protestas de mi padre por no quedarme en casa con la familia.
Al salir me doy cuenta de que mire a donde mire hay tecnología y las personas en los bares,en los medios de transporte, en las tiendas y hasta en las librerías.
Las personas han pasado de pasear tranquilamente a escuchar música mientras caminan, de hablar con sus amigos a enviarse mensajes por el móvil y de simplemente pasar el rato a estar atados a las redes sociales.
Las relaciones personales han cambiado de forma y ahora son todas mediante algún tipo de aparato y una buena conexión WIFI.
Pero mientras sigo caminando mi debate mental me lleva a pensar en lo bueno que puede tener esta tecnología, porque tiene cosas buenas, como el hecho de hacer que dos personas están más cerca una de otra, o el facilitar la vida a los que nacieron con algún tipo de impedimento.
Es como todo, tiene dos caras: la positiva y la negativa.
Con ese pensamiento tranquilamente me tumbo en el césped de un parque cercano de casa. Los parques son un oasis donde aún podemos relajarnos y disfrutar de nuestro entorno.
¿o puede que no?
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