El sonido de mi cel me despierta, olvide apagar la alarma…Hoy no tenía que madrugar. Lo miro y lo maldigo porque doy vueltas en mi cama pero mi sueño no puedo conciliar. Me desperezo y dudo, me levanto ya no tiene sentido estar allí.
Coloco mi taza en el microondas y prendo la TV, no sé que dice pero llena el silencio de mi casa, busco las primeras noticias y como siempre pintan de alguna manera mi cielo de gris, me llenan de desesperanza.
Está mi te y coloco la tostadora mientras recorro canales en la tele .Increíblemente extraño las voces de mis hijos y mis nietos, ¡como me gustaría verlos despertar y también sonreír! Sé que están bien igualmente quiero saber de ellos. Es temprano no puedo llamar ahora.
Planeo en mi mente las actividades de mi día mientras saboreo el te:
Pondré mi lavarropas, prenderé mi compu y buscare las noticias de mis amigos en sus publicaciones así estoy al tanto, puedo saber de ellos y por qué no enviar algún mensaje o chatear con alguien. El tiempo corre y no lo siento solo leo, veo fotos, busco algo en google y mi lavarropas se para. Debo colgar las prendas.
Al volver del patio descubro que mi hija mayor esta saludándome por una ventana pequeña-Buen día mami!!! Qué bien ya se algo de ella tan lejos y tan cerca ahora detrás de esa líneas, además con un click puedo verla y oírla; conversar cara a cara. Eso me permite llenar mi alma. Sonrió y me sonríe estoy bien mi día va tomando el color y el sabor de lo sencillo y profundo al mismo tiempo. Conversamos y luego la despedida.
Ahora si ya puedo respirar. Las voces de la tele no están vacías y busco mi programa preferido que escucho con atención sin pararme a mirar.
Suena mi teléfono, es mi hijo para avisarme que saldrá. Me pide que me quede con Bautista, mi nieto menor. Sin titubear acepto ¡Eso si que no lo esperaba hoy!!! Ya empiezo a pensar que le hare y arreglo mi casa para la gran visita: tapo enchufes, subo el DVD, escondo mi control remoto y ya llego.
Sus piecitos en el andador casi ni se ven pero sus deditos en mi tv suben el volumen al máximo y me señala la pantalla es hora de Poco Yo hay que verlo. Con sus ocho meses ya entiende de tecnología (diría su bisabuela).
Trascurre así una tarde “normal” pero diferente nada puede suplir a un ser humano… Nada; ni mi tele, ni mi compu, ni mis conversaciones telefónicas por largas que sean.
Un beso y Bauti parte junto a sus papas.
Prendo nuevamente la maquina que me permitirá comunicarme con mi hija menor y conversar sobre su día….
Qué ironía una máquina también puede acercarnos a la vida a los afectos aunque todo debe tener su equilibrio. Bendita tecnología que me permites ver, oír y expresar amor hoy…
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