Carta para ti.
Aquí te dejo esta carta
Con versos rotos
Versos como yo
Imperfectos y defectuosos
Aquí te entrego un trozo recompuesto
De mi corazón vapuleado
Que añora pertenecer de nuevo
A alguien que sepa cuidar de él
Espero que no sea demasiado oscuro
Como para ensombrecer ese halo de luz innata
Que te envuelve
Y que me convierte
En la luciérnaga que más necesita claridad
Aquí te muestro cada uno de los agujeros en mi camino
Con la esperanza de que puedas ver en ellos
Y ayudarme a mi misma a construir un pavimento nuevo
En el que las huellas que dejemos
Nos recuerden que aún alguna cosa tiene sentido
Aunque no sepamos cuál es
Aquí te desvelo todos mis miedos,
Mis fallas
Mis anhelos
Mis distintas versiones propias
Mis desventuras
Mis alegrías
Mis más apasionadas verdades
Aquí
Sin preámbulos
Te concedo todo mi ser.
Nocturna.
De noche de nuevo.
En el silencio sepulcral que existe
Luego de que en un lado del mundo
Se sucumbe al embrujo del sueño
De ese más allá que habita
Tras los párpados al dormir.
En esa sinfonía de manecillas del reloj
Que pierden su curso normal
Y se convierten con cada segundo que pasa
En eternos suspiros.
Es en esta oscuridad bajo la cual me refugio
Y en medio de ese hipnotizante encanto
Afloran mis pensamientos más recónditos
Mis inquietudes más complejas
Mis paradojas más irónicas
Y no me hace falta
Quedarme dormida bajo un mal sueño
Para que las pesadillas nazcan.
Es en estos momentos,
oníricos para muchos
Insomnes para mí y para muchos otros,
Que reviven mis ansias de lo inalcanzable
Que renacen mis recuerdos más felices
Que mi piel se sensibiliza tanto
Que puedo llorar de alegría
O sonreír con amargura.
Es bajo el efecto hechizante de la noche
Que permito que salgan todas mis versiones ocultas
Encerradas dentro del baúl donde las guardo de día
Y es dejándolas en parcial libertad
Es como consigo
Que dejen de asfixiarme
Al menos por un diminuto espacio de tiempo.
Reproches.
No sé por qué
le hago reproches
a tu recuerdo
si es el único
que me acompaña,
si es lo único
a lo que me sigo aferrando.
No sé por qué te sigo buscando
en todas partes a donde voy
como si en realidad algún día
pudiera volver a verte,
como si tu ausencia fuese temporal
y no permanente y eterna.
No sé por qué
me sigo reprochando
el quererte extrañar
y extrañar quererte.
¿Por qué siempre te reproché cosas
que no podía entender entonces?
Pienso en todas aquellas veces
en que estuviste solitario en silencio
y mi compañía nunca pudo llenar tu vacío.
Jamás pudimos entender
lo que le pasaba al otro,
pero compartíamos a gusto
el silencio que nos invadía por dentro.
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