A pesar de ser una olla de vanidades y egos yo estaba de lujo en aquella empresa farmacéutica donde todo el mundo quería trabajar. Ay qué tiempos aquellos de vino y rosas! pero… nadie te dijo que todo sería para siempre, ni siquiera aquel empleo por el que tanto aguanté y por el que tanto luché…
Yo oía esa vocecita interior a la que llaman intuición que me susurraba al oído mi final, «Tu vas a ser una de las 190 personas guillotinadas en Recursos Humanos secretaria gafitas y a nadie le va a importar si eres madre soltera que no entera«.
Así fue, en la puerta de la empresa después de un largo mes de pasillos y chismes había gente fumando y llorando, pero yo me armé de valor y me sentí fuerte. Ese día me dediqué a consolar y aconsejar a los desesperados en un alarde de fuerza psicológica que me pasó factura al día siguiente. Mis gatos pueden atestiguarlo.
A partir de ese momento nada fue igual, el suelo se abrió bajo mis pies pero yo me prometí a mi misma que por mis dos ovarios lo conseguiría y pronto… Nada más lejos de la realidad!!. Acostumbrada a buscar trabajo «a la antigua» con 200 cartas enviadas los lunes a anuncios publicados de La Vanguardia dominguera me vi aparcando mi Seat 600 laboral en la Nave Nodriza de Star Trek.
Puse el turbo, abrí mi mente y acepté que ya no se podía recortar más un anuncio en papel, registré mi vida profesional en la red con un tremendo pudor, asistí a cursillos y charlas no sin preguntarme una y otra vez si es que mi mente cartesiana se negaba al cambio y tragué y acepté…. síii lo hice. HASTA QUE LLEGÓ ELLA. La primera entrevista laboral.
Aún recuerdo al tipo que me dejó a mis anchas explicarle mi vida y milagros. Creo que sencillamente le utilicé para desahogarme, acabó rojo y extasiado y yo segura de que el puesto no sería mío. Entonces me planteé que no tenía ni idea de afrontar una entrevista de trabajo del siglo XXI. Bajé el lomo y lo acepté, decidí prepararme y comprendí que tenía que seguir un guión de preguntas repetidas dichas por diferentes personas, de diferentes maneras y que debían ser contestadas con un patrón exacto y milimétrico totalmente antinatural.
Pero mejoré, aquellas preguntas típicas tópicas ensayadas que me hacían dudar si me estaba preparando para ganar el premio a la mejor actriz revelación o para obtener el puesto de mileurista del año por 1000 euros mensuales entre 12 pagas.
Aquello fue el circo romano, bajar a la arena literal, ensayo-error y así sucesivamente. Fue lo más agotador!
En una conocida empresa de recursos humanos y selección de personal muy importante en este país la persona que me hizo la entrevista no sin antes hacerme esperar en una sala rellenando interminables formularios me dijo:
– Tienes muy buen currículum, no te preocupes, en seguida encontrarás trabajo, además peor sería tener un cáncer no??
En ese momento descubrí que muchas veces estamos en paro por circunstancias de la vida y que desde luego no siempre quien nos entrevista está a la altura de nuestros zapatos.
Esas maravillosas entrevistas en inglés donde el entrevistador te dice: vale ya!, vale ya! porque su inglés es más limitado que el tuyo, esos test inacabables totalmente chorras pero que sin duda cumplen su función, pruebas y más pruebas, entrevistas y más entrevistas…. Oiga que yo quiero el puesto de secretaria no el del presidente! pero…. hay que justificar la factura que se le emite a la empresa por buscar a alguien y así evitarle el engorroso proceso de selección.
Te hace mucho más fuerte el tremendo golpe de estar seleccionada y que en el último momento la prima del amigo del vecino del jefe te levante el puesto por el que te ilusionabas, o pasar todas las pruebas y entrevistas menos la última que borró de un plumazo todo lo conseguido en el proceso anterior.
Porque no nos engañemos. La entrevista de trabajo es una cita, una cita donde tiene que existir esa química, esa conexión ese buen y educado rollito donde al entrevistador le encantes sin saber porque le encantas. Ni pruebas ni ostias!
Pueblo, es hora de hablar claro. Da igual tu currículum y tu experiencia, tu físico y tu camisa de cuadros, da igual si eres capaz de hablar lenguas muertas ni tus capacidades y habilidades. Si no le caes bien, si no conectas con el que te está entrevistando no tienes ni una mínima posibilidad. Todos lo sabemos, pero hay que seguir en el sistema y hay que alimentar el negocio.
Pero yo me dirijo a ti, si a ti, que llevas algún tiempo buscando empleo… No te rindas, tú prepárate e infórmate. Pero sobretodo no te hundas, esto es una carrera de fondo, un casting para una película. En una ocasión le pregunté a una de tantas agentes de re-colocación de personal porque gente menos preparada que yo había encontrado ya trabajo y yo aún no, le decía que me sentía como un surfista esperando la ola que nunca llegaba y me dijo:
– Tú preocúpate de tu tabla de surf, no de las otras…
Y era real.
No te compares, no te presiones si consideras que lo estás dando todo y por favor si la entrevista ha ido mal no siempre tiene que ser por culpa tuya!. A por otra, a por otra ola y verás como al final. Esa ola llega para ti….
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