sobre la escritura;
Es el exceso de la noche, la desmesura, dado que deviene vicio, no puede detenerse. Es ejercicio que inicia ingenuamente, sensación de arrebato para transformarse en intención inevitable. Verbo cuerpo que toma formas inquietantes, provocadoras. Una suerte de imposición que destroza la mirada, desvío que brota inusitado, voraz interponién-dose en instantes vividos, aparentemente tranquilos, o estallidos irruptores en la pena, el insomnio y la desesperación. Es desastre que se pierde velozmente, trascendencia que sostiene el esqueleto del deseo sin reparación, que se trata de reparar con otra pérdida.
Es misterio jamás develado ni por develarse, y por eso mas desesperante aun. Aspaviento de un despabilarse desmesurado, incondicionado, excelso, que lo sabemos inacabado, que no deberá develarse en nosotros nunca más; jamás nos será develado. ¡Que así sea! Pues pertenece a la verdadera revelación de la siempre citada palabra desnuda, cubierta de apariencia, destrozada. Entonces, después de tanto, la bestia busca un hueso una mano o un pie con su hocico husmeador de palabra.
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