Dignidad para cenar

Dignidad para cenar

lalolita

13/03/2020

Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón… Pero ella finalmente no iba a reunirse con él.

Él era buen mozo, con dinero, bastante agradable. Tenía vacaciones y venía a Cuba a lo que venía. Respiró impaciente revisando la foto de la cartera. Tenía esposa en España.

Ella era morenaza, con un cuerpo hermoso, irresistible. Tenía dos hijos, y solo le rondaba por la cabeza capear la vida y a veces, huir de la maldita isla. Tenía hambre y la nevera casi vacía… Aún así, respiró aliviada: todavía le sobraba mucha dignidad.

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