Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón, realmente su única misión era traer el explosivo hasta La Habana, del resto me encargaba yo. Ya llevo estropeadas dos cajas de puros Cohiba Coronas Especiales, los preferidos de Fidel, buen gusto.

Pero ya lo voy consiguiendo, la cantidad justa de explosivo para reventarle la cara y no deformar el cigarro. Pronto tendré lista una caja, a partir de ahí el trabajo será de otro y yo podré tomarme un cuba libre en la terraza del Nacional.

No quiero ni saber como van a hacer llegar el regalito al comandante.

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