El veintidós ya es historia, me dices mientras te miro pasmada. Sé que te sientas en el banco

del parque absorta en esa tarea a la que últimamente te has entregado. Al principio no

entendía tus largas listas de palotes trazados sobre las servilletas de papel que aparecían arrugadas por los bolsillos de tus vaqueros. Según entendí más tarde, por lo visto se trata de un

juego. Una línea vertical por cada tío que pasa y que de algún modo despierta tu interés sexual

y otra, cruzada, si finalmente te lo tiras. Perdona bonita, háztelo mirar porque estamos a marzo.

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