El veintidós ya es historia. Tú fuiste el deseo que supliqué al universo una noche, desesperada.
Ventidós de enero, un semáforo en rojo. Tú me sonreiste… me quedé sin palabras. El brillo de tus ojos hacía juego con mis emociones.
Dijiste que yo era especial, porque ví una oruga donde nadie veía nada… La única vez que amé de verdad; me tatué una mariposa azul… a la altura del corazón.
Tenía contigo un compromiso, más allá de alianzas y promesas de altar. Tú eras mi vida, yo para ti… una fantasía más.
Te echaste a volar y la liaste parda.
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