El veintidós ya es historia, me llevó una buena tajada.
Me cansé, haré una última jugada, apostaré todo al trece.
-negro el trece!!!
-vaya es mi día de suerte!!!…
Sus ojos azules se clavaron en los míos y me atravesaron, ni hablar de sus labios carmesí.
Me entregó cuatro fajos de billetes.
-a qué hora terminas?
-es mi última operación.
Esperé ansioso en el hall.
Fuimos al hotel y en mi habitación, un fino polvo de estrellas nos llevó a un viaje de lujuria y placer.
Desperté de mañana.
Ahora los que ya son historia, son los fajos de billetes
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