A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir y amantes que seducir.

Lo haré rápido.

Primero, saltaré a la ventana indiscreta de enfrente. Averiguaré por fin el porqué de las idas y venidas de su propietario. Tras conquistarle, me camuflaré en su maleta volando hasta Roma. Voy a instalarme en la escalinata de Plaza de España hasta que Gregory Peck pose su mirada en mí. Cuando acabe su rodaje, me esconderé entre las faldas de Marnie y ya en Los Angeles, embobaré al mismísimo Alfred Hitchcock. Encadenándome a él, seré estrella debutando en El jardín de la alegría.

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