–A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir- afirmó aquella tarde cuando trajo a “Teeny”.

Así le pusimos por pequeñita y flacucha. Ella no está dotada de bellezas, pero su carácter es excepcional: Empezando con la manera en que consiguió una familia a la que adoptar.

Increíblemente, se acercó a él mientras fumaba, sentado en los escalones de la entrada, le acarició las piernas haciéndole carantoñas.

Ella me escogió a mí para la eternidad. Su alma gatuna ha vivido cientos de vidas. Teeny es paciente, limpia, me conversa, me entiende, me alegra… Ella es mi alma gemela.

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