Te regalé una bonita sonrisa de Joker anticipándome a la agradable sensación de acabar contigo como tu acabaste con mi paciencia;

no es un secreto, nunca te quise,

pudiste irte y no lo hiciste,

vociferé y maldije hasta cansarme… pero nada,

te perseguí inmisericorde creyendo que el miedo te haría huir por la puerta,

tampoco funcionó, eres tan cínica;

por fin te acorralé decidida a todo, escondí el arma y

dije dulcemente con mi voz azucarada,

ahí estás querida, acércate, tengo algo para tí…

quedaste quieta,

finalmente asesté el golpe mientras te decía:

¡conoce mi furia y muere maldita cucaracha!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS