Te regalé una bonita sonrisa de Joker y no obtuve ningún resultado. Seguías inmerso en tu libro. Aburrida mire a través de la ventana, el paisaje transcurría con pasmosa lentitud. De repente un haz dorado recorrió mi cuerpo, imaginé que era un escáner que captaba toda mi esencia, mi cuerpo y mis pensamientos; luego estos datos serían transmitidos a otro planeta donde estaban tramando una invasión en plan Ladrones de Cuerpos. Todo un clásico.

– Hija mía eres muy friki.

Sorpresa, habías abortado mi alumbramiento creativo con total frialdad.

Lo que quedaba de viaje se haría eterno.

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