Te regalé una bonita sonrisa de Joker y respondiste volviendo tus ojos al libro que estabas leyendo. Te vi desde mi asiento, estabas pegada a la ventana viendo desvanecerse la llanura áspera como esas películas clásicas pero proyectada en la ventana, el sol iluminaba todos tus lunares y esos risos me recordaron los tirabuzones que hacía mi mamá cuando era chico. Leías pero podía oler tus nervios, así como podía oler la sopa de mamá, tus dedos pulsando esas rodillas de niña, mamá cocinaba muy bien… yo sólo quería que me miraras, me gustaba ese olor, yo solo tenía hambre.

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