“Te regalé una bonita sonrisa de joker”. ¡¡La pesadilla que persistía con los años!! Se había ido lejos, para olvidar aquel día. Ahora, como antes, el sentimiento parecido a la culpa, desaparecía al observar su inscripción sobre el frío mármol de otra lápida. No pudo evitar sonreír. Se sobresaltó, alguien se acercaba. El silencio guardó hasta el último sonido, las nubes, la estrella más lejana y el bosque en cambio, en complicidad con la luna, soltó todas sus sombras. La página se cerraba, mientras la noche dejaba escapar una vez más, su grito más agudo.
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