Te regalé una bonita sonrisa de Joker. Al resto le pareció una tontería. A ellos solo les interesaba revolotear con sus batas blancas creyendo que harían historia. Sin embargo, yo pensé que no podíamos enviarte con una cara anodina que no transmitiera nuestras buenas intenciones. Así, justo antes de lanzar tu cohete, me permitieron aquel alarde de creatividad sobre tus labios.
Tardaron mucho en darme la razón. Al principio, al perder tu rastro, incluso se olvidaron de ti. Pero después regresaste al frente de aquellos especímenes de bocas rojizas y ensancahadas cuyas sonrisas, tan parecidas a la tuya, infundían miedo.
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