Te regalé una bonita sonrisa de Joker, pero eras mas astuta que yo. No lo tome en cuenta hasta después que me percate que en la ultima pagina de todos los libros que me regalaste, cinco en total, habías dibujado una carita redonda en la que variados gestos sobresalían. Fue allí, donde me puse a indagar y al recordar los momentos de los regalos recibidos, pude entender hacia donde iba esta relación. Era un viaje sin destino. Cada rostro inclinaba cada vez esa sonrisa fastuosa del primero. El ultimo, acabo por morir como mueren las cosas.

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