Te regalé una bonita sonrisa de Joker mientras te miraba en el espejo. Por fin había logrado salir del país y ahora estaba allí, frente al espejo de mi nuevo baño divisando tu rostro sucio. Mi mano agarraba el bisturí lentamente y con firmeza, así como tu mano se movía en mi cuerpo aun en contra de mi voluntad. Introduje la punta lentamente en tu mejilla y lo fui moviendo hasta completar el círculo, luego removí el pedazo de carne hasta desaparecerlo por completo. Me lavé la cara todavía con la sonrisa intacta y salí del baño, ya debía maquillarme.

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