Te regalé una bonita sonrisa de Joker desde la cabina del piloto. Sé que te gustan ese tipo de detalles, siempre te atrajeron los chicos malos. Chaquetas de cuero. Cigarrillos colgando de labios blasfemos. Puños ensangrentados en noches interminables. Sin embargo, tengo aspiraciones un tanto más religiosas.

Así que aquí estamos. Yo, observándote y bebiendo una chocolatada. Tú, maniatada en tu asiento, imposibilitada de escapar. Llevaremos la palabra sagrada a tierras lejanas. Transformaré tu oscuridad en luz, y tu voluptuosidad en templanza. No entiendo que viste en mí, pero ten algo en claro: los chicos buenos, a veces, también lastiman.

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