Te regalé una bonita sonrisa de joker, como el mejor de mis presentes, cuando decidí despedirme de tí.

el último beso en tus labios tenía el amargo sabor de la venganza que algún día me esperaría en la esquina de la calle rencor sin número, donde duermen los indigentes de la moral que vendieron sus principios por un mal trago.

aquella noche las farolas de la tristeza dejaron caer su tenue luz sobre nosotros, para darnos un protagonismo de pelicula barata, sin gabardina y sin sombrero, pero bajo la lluvia de unas lagrimas sal.

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