Quiero que mueran todos, no los necesito. Hay días en los que preferiría no haber nacido.
Él con ese aire de superioridad que lo caracteriza, va diciendo aquí y allá qué es lo que está bien, qué mal. Ella, disfraza su sed de dominación con palabras suaves y palmaditas en la espalda. Y mi hermano que los tiene embobado, él sí que es bueno, no como tú lento hasta para ir al baño. Hoy recordé perfectamente la secuencia: botón direccional, acelerador, botón de disparo. ¡Adiós papá, adiós mamá, adiós hermano, gracias al joystick, una vez más, yo me he salvado!
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