El veintidós ya es historia.
Tanto preocuparnos por la vestimenta, que si este color o el otro, si aquel buffet o el otro. Tanto rezar porque no lloviera, porque las tías viejas no descarrilaran y acabáramos de negro y en la iglesia.
Tanto llorar recordando y eligiendo fotos para animar la pantalla y cuidando que cortinas y muebles armonizaran.
Tanto consultar a los astros que daban un inmejorable jornada para el 22 del aniversario veintidós, a la hora veintidós y al final de tanto, la bronca mil veces aplacada, estalló esa mañana, poniendo broche final a tanto apronte.
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