−¡Lástima que no haya billetes para maniquíes porque le compraría uno para que viniera con nosotras a la fiesta.

− Sería bien recibido –contesta Rita− es el hombre ideal para nuestro círculo de veteranas. Metro ochenta bien plantado, pelo abundante castaño claro peinado a raya, pantalón impecable, americana de aire informal y ojos verdes pespunteados por pestañas negras.

−¡Ay!—suspiro .

A través del cristal lanzo una sonrisa cautivadora, de las que alientan pasiones. No mueve ni un músculo.

−Mejor se queda aquí –le digo a mi amiga− creo que no tenemos futuro juntos.

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