En esta maleta no cabe casi nada. Tampoco tenemos mucho que llevar.

Antes de cada ataque dice ver auras, entonces pierde el control y trato de evitar que se golpee. Miré la grieta que crecía en el techo. De cerca noté que le temblaban los labios, supuse que por el frío. Tiempo atrás quitamos los cristales para evitarnos cortes. El viento empezó a silbar. Escuché el sonido de motores distantes, en las alturas. Me tomó fuerte de las manos. Las lámparas tintineaban.

Le dije que todo iba a ir bien, que el ataque pasaría pronto.

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