La madre que me encargó

La madre que me encargó

En esta maleta no cabe casi nada de lo que mamá espera que le lleve cuando vuelva. Me pidió más chocolate del que podría comerse en esta vida. Y no es que piense comérselo (¿y perder esa figura? ¡Ni loca!): es para subir la foto y recibir una estampida de likes que la haga sentir influencer. Tampoco caben los dieciséis ceniceros en forma de cabeza de toro que compró en Amazon y tuve que recibir en casa, ni las catorce botellas de vino tinto. Está loca. No le voy a llevar más que un imán de nevera. Si acaso.

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