En esta maleta no cabe casi nada pero dice mucho de todo.

El mar la ha arrojado sobre la arena. En su interior harapos ensangrentados de talla menuda, una muñeca de trapo, unas gomas para el pelo … y poco más.

En un bolsillo lateral una carta: para quien la encuentre, Haila.

Con los dedos entumecidos por la fria humedad la despliego. Y leo.

Alep, 25 de diciembre de 2019. Hambrientas y agotadas iniciamos el viaje hacia el mar con la única esperanza de no separarnos.

Con inexpresiva frialdad levanto la mirada. Ya no sé ni llorar.

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