En esta maleta no cabe casi nada. La preparó el mes pasado pero la ha revisado a diario hasta esta mañana. Metió unas pinzas de depilar y luego las sacó. Igual hizo con la esponja y el secador de viaje. Ha sido casi una obsesión. Al final, solo ha llevado un par de mudas, ropa interior cómoda, crema hidratante y cepillo de dientes. Es poca cosa, sí, pero después de trajinar con ella desde la semana 36 no ha creído necesario nada más. En cierto modo, hacer la maleta ha sido su manera de prepararse para el gran día.

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