En esta maleta no cabe casi nada. Pero bueno, el tamaño permitido es éste: ni un centímetro cuadrado más. Además, digamos la verdad: hay espacio de sobra para mis sueños, mis esperanzas, mis encuentros. Lo nuevo, lo inesperado, lo sopresivo que seguramente se está ya gestando en algún rincón del mundo para recibirme no necesita tanto lugar. En un rinconcito, en algún bolsillo interno y secreto de la maleta iré guardando lo importante, lo que no pesa. Ni muere. Pues mirándola bien, la maleta es gigantesca.
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