En esta maleta no cabe casi nada. Ni siquiera las nostalgias con que emprendo el viaje. Mejor, así no tendré excusas para regresarme cuando el camino se torne amargo. Siempre será así, en verdad me he caído con los años y ya no enciende la chispa esa del “optimismo”. Sin embargo aquí voy. Ya se lo que me espera, no habrán sorpresas en el camino. Quizás será aquel árbol rosa el que me llama? Tal vez sea lo oxido del camino, la tierra negra que me moja los pies? De alguna manera creo que este camino va al reves.

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