En esta maleta no cabe casi nada, más que un bañador y las ilusiones de mis dieciséis años. Recorremos la playa para subirnos a una pequeña barca de pesca, son las cinco de la tarde, el capitán, un chico como nosotras, guapo y tostado por el sol.

El motor resopla y el viento cálido nos hace libres. El Pacífico es inmenso y misterioso como nuestro futuro.

Vacaciones. Cantamos, saboreamos el agua salada y termina nuestra aventura. Soy la de la bolsa y pago a nuestro capitán, me devuelve un beso furtivo, robado, salado como el mar breve como el viento.

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