En esta maleta no cabe casi nada, pero así me llevaré solo lo imprescindible. El corazón en un puño de las camisas que te robé del armario. Las caricias entretejidas en los jerseys con los que me abrigaba mi madre. Las sonrisas que me dibujé con el lápiz de labios de mi hermana. Y el osito de peluche empapado en el aroma de mi bebé. He dejado un hueco para los sueños. Son frágiles. Espero que no los rompan al llegar a la aduana.

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