Aliento de la naturaleza

Aliento de la naturaleza

@naturalevayoga

25/04/2017

La miro, ella reposa frágil encima de la silla de ruedas, parece estática y de cristal, absorta en sus pensamientos, a veces me pregunto ¿Qué pensará?

Entonces ella me mira, y recupera el pulso vital, se llena de energía y me pide que me acerque, siempre quiere ponerme al día de lo que hace, de quien ha venido o se ha ido, y como me ha ido en mis días de fiesta laboral.

Cada día cuando voy al trabajo la observo, conserva la belleza de viejos tiempos, a pesar de las arrugas de la experiencia y de tener media cara paralizada por una vieja operación en contra de un tumor cerebral.

Conversamos sobre la vida, me cuenta sus anécdotas de antaño, cosas de otros tiempos, historias de la guerra y de otra época diferente a la actual. Escucho atentamente su voz y su experiencia, su verdad y su visión de la vida.

Trabajó de sol a sol por cuatro míseras monedas, y llevó una vida humilde y sencilla.

Cuando hablamos sobre la actualidad yo le cuento mi visión y siempre le digo que:

Siento que ahora vivimos peor que antaño, antiguamente había una guerra y muchas muertes, ninguna justificada. Pero ahora, hoy en día peor que una muerte es una agonía. Tanta gente desempleada, que se ve excluida del sistema y parece que a nadie le vaya a importar.

En otra época del campo te podías alimentar, pero en las junglas de asfalto poca comida encontrarás.

Hoy en día es todo una batalla, el consumismo y los que apoyan el consumismo masivo son un enemigo más. Y cuando hablo del consumismo no es el de tirar el dinero por absurdidades materiales, sino el que el «sistema» te obliga a tener para estar vivo. Por ejemplo: hoy en día si no tienes internet en casa porque no te lo puedes permitir, parece que dejas de existir, o que la vida se te hace constantemente cuesta arriba porque no paran de lanzarte piedras a tu tejado.

Amo mi trabajo, me siento satisfecha por qué hago un bien social, cuidar de gente mayor que necesita que le hagan la vida más cómoda i feliz. Pero la otra realidad es que cobro 870 € al final de mes, tengo 27 años, no salgo para no gastar, y aun así, los gastos a los que me obliga el sistema, gastos generales como (estudios, gasolina, seguro del coche, facturas, internet para poder estudiar, comida, etc.) No le sumo la vivienda porque ya no me da.

Muchos de los jóvenes de hoy en día están perdidos, no tienen esperanza ni ilusión, saben que estudiar es gastar mucho dinero de su familia, para un título que lo único que les dará, es para decorar la habitación, puesto que trabajo poco hay. Hablamos de trabajo bien remunerado que dé para vivir aunque sea con lo mínimo, pero hoy por hoy acabamos debiendo aun sin pedir nosotros la factura.

Mi conclusión es que el trabajo está sobrevalorado, al fin i al cabo vivimos para ser felices y no nos pueden arrebatar algo tan nuestro y necesario. Hasta que alguien abra los ojos y vea la realidad y luche por una mejora, hay que sobrevivir, para todos los que crean que no hay salida, hay alternativas y comunidades de gente que está empezando un cambio, nuevas monedas, intercambios, ecoaldeas, simplicidad voluntaria, etc..

Ella me mira, y sus ojos brillan, a pesar de la diferencia de edad se siente identificada, ve en mis ojos esa fuerza y esa rebeldía a lo establecido, ese deseo de cambio. Me sonríe, me acaricia el pelo y me dice:


He trabajado toda mi vida sin descansar, fui independiente a todo, es importante ser autosuficiente, yo tenía mi huerta, cultivaba de todo y la verduras salían realmente exquisitas, cuando el campo era generoso me permitía intercambiar mis verduras por alguna que otra necesidad, como por ejemplo una gallina de corral. Trabajaba de profesora pero me pagaban mal suerte que tenía una casa en el campo, todo el mundo nos decía que teníamos una casa pequeña, a nosotros jamás nos lo pareció, porque hacíamos vida fuera, en el amplio porche de la naturaleza. Nunca dejamos que los problemas de afuera entraran en el campo o en casa, vivíamos al margen de todo, sin hacer daño a nadie, llevando una vida digna y sencilla. Busca ese camino, hazme caso, siempre hay una alternativa, otro camino paralelo que caminar. Como decía Gandhi, se el cambio que quieres ver en el mundo.


Me despido de esa mujer tan respetable, sabia y dulce. Acabo mi jornada y me voy a casa, quizás tenga razón ella, quizás realmente tengamos que mirar atrás, y buscar alternativas, esa pequeña diferencia. Volver al campo y vivir de una manera más sostenible y sencilla. Cambiar de la sociedad a la comunidad, Creo que mañana voy a buscar una pequeña parcela, que al final que el único trabajo importante en mi vida, sea el de respirar, vivir, y amar. Que lo demás es secundario si se cambia la manera de mirar.

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