— ¡Ey, forastero!

— Sí, Sheriff.

— ¿Qué lleva ahí?

— Recuerdos, para un taller…

— ¿Qué taller?

— Escribo relatos.

— ¿Relatos?

— Sí, Sheriff.

— Pues le costará dinero llevarse recuerdos del pueblo.

— Pero son míos.

— Es igual.

— ¿Y si me niego?

— Pues tendré que encerrarlo, forastero.

— ¡Es una injusticia!

— Aquí yo soy la justicia.

***

— Vas mejorando.

— Gracias. Me costó reunir el material… recuerdos…

— ¿Fue muy complicado?

— Como extraer oro con el cadáver del Sheriff viendo.

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