Amelia esperó, a dejar de ser analfabeta, a que acabase la guerra, a dominar el francés, a volver a su tierra.
Amelia esperó, a tener la casita del pueblo, a que el niño creciera, a enterrar a su marido agonizante.
Amelia esperó un nuevo día, que no llegó, para asistir a un taller literario.
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