El Origen de la Poesía

El origen de mi Poesía

Una persona una vez me dijo «tenés razón Romina, las palabras eran pérdidas», y allí comprendí que lo que era para mí, otros podrían interpretarlo diferente. Yo había expresado que este libro surgía de un doloroso y difícil duelo…y era cierto, las palabras brotan de una pérdida, de un vacío y de un saber hacer de ese vacío para sanar. Esto me llevó a rememorar mi infancia, el origen de mi poesía.

Sí, hubo algo que me marcó para siempre. Recuerdo que yo tenía 9 años, estaba en 4to grado escolar, y mi maestra nos había enseñado qué es la poesía. Durante la clase yo siendo tan pequeña, había escuchado y comprendido, pero nunca había tenido la experiencia de saber hacer con una hoja en blanco. Entonces…

Me angustie, nada brotaba de mi, pensaba palabras totalmente desanudadas, y me puse aún más nerviosa. Con todo el pudor, dejé la hoja en blanco tal como la maestra la había dejado, y fue así como me saqué un insuficiente.

La pérdida una y otra vez rondaba mi vida, de niña y ahora de adulta.

De niña recuerdo haber sido regañada por esto. Mi madre muy enojada, me dijo que sea la última vez que algo así me sucediera. Que escriba cualquier cosa, aún así no me gustara o rimara. Pero que nunca más vuelva con un insuficiente.

Entonces con una congoja que no cabía en mi pecho y que crecía cada día un poco más, me exigí, me dije a mi misma que no podría volver a sacar tan nota baja. Me sentía muy forzada y presionada por escribir y la vista se me nublaba cada vez más. Mi maestra, de esas que verdaderamente tienen alma de vocasión, me dijo que esa no era la poesía. Que de esa forma, nada iba a surgir de mi. Y me enseño con sus palabras y su dulzura, que escribir Poesía es poder escribir con naturalidad, escuchando mi interior más profundo y anotando lo que adviniera a mi corazón en ese momento. También me pidió que me relajara, que para ella no era importante mi nota sino mi aprendizaje.

Sin darse cuenta mi maestra marcó mi camino de la escritura. Se apartó de mi unos pasos, y sentada desde el escritorio, me dijo «comencemos con este maravilloso mundo de la poesía».

De mi interior comenzaron a brotar palabras, como nacen las flores de los matorrales quemados por el sol. De mi interior marchito surgía un racimo de amor, que se esparcía sobre un verde prado o quizás sobre la blancura fría de la nieve.

Y sí las palabras brotaron de un insuficiente, de una pérdida, de un vacío, de una absoluta soledad, para venir a nombrarme y ayudarme a descubrir mi noble verdad. Una verdad tan dolorosa para mi edad, que tuve que disfrazarla de metáforas, de palabras vivas, de palabras habitadas de hogar.

Actualmente en mi adultez, las palabras continúan acompañando mis pérdidas. Ellas no me dejan morir. Me dan vida, habitan mi lenguaje de belleza y fluidez, y me permiten comprender que en cada palabra late con voz propia un Corazón Secreto en su interior.

Como el titulo de este libro que hoy lleva mi nombre.

Romina Laura Sasselli.

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