Que por treinta pesos me lanzo a la calle: patipelá, rota, pisoteada, doblegada hasta el paroxismo. Necesitamos vomitar el dolor del alma en luto.¡No me obligues a nada!en este instante fecundo, ni siquiera a escribir intachable, ni apolíneo. Que no me place ser como tú o cómo él.

¡Perdóname no cumplir! con los cánones de creatividad literarios.

Por treinta pesos yo compro objetivos arbitrarios.

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