Se cruzó con ella por casualidad hace ya dos años. Su belleza le cautivó al instante y no quiso evitar seguirla. Se convirtió en rutina. La seguía de casa al trabajo, al cine, al supermercado… Conocía su vida y su intimidad con todo detalle. Un día se le ocurrió poner su nombre en Google y vio que participaba en un club de escritura. Se hizo un perfil y comenzó a escribir relatos para llamar su atención. Desde entonces ha ganado todas las convocatorias. Ahora es ella quien sigue sus pasos.
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