«Mientras la tribu vitoreaba el nombre de la niña, Uma abrió sus piernas y cual río caudaloso, empezaron a manar de ellas, coágulos de sangre. —Ya está—dijo la partera, mostrando al público el clítoris inmaduro de la pequeña». Todos cantaron…
—¡Vaya escrito! Para ser tu primera vez , te ha ido muy bien. ¿Cuál es tu nombre?—preguntó el tutor.
—Es una lástima que el taller sea masculino ¡Vete!—desde atrás interrumpieron.
—Mi nombre es Uma— respondió. Sonrió cortésmente y dejó el auditorio.
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