Suena el timbre y las puertas del taller se cierran automáticamente.

Tengo una silla y dos ventanas al frente, un cuaderno, un lapicero y a esa señora en la mente.

El salón se desliza como la espuma Gillette por la ciudad, volando sobre los semáforos, alejándonos…

Mientras yo le escribo a mis compañeros un micro relato sobre otra decepción amorosa.

Con lágrimas, caen unas cuantas palabras, palabras que no son para ella.

PORQUE ESTAS PALABRAS SON PAL CLUB

Disculpe profesor, llegué borracho.

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