Vivir para los otros es una regla natural y la vida es buena cuando estás feliz, pero es mucho mejor cuando los otros son felices por causa tuya.Una tormenta puede acabar con un poblado, pero la peor tormenta es la que uno mismo se hace en la mente, acaba con nuestra paz. Esto lo aprendí de un chico con hemofilia, me enseño que para ser feliz no es necesario tener cosas, inclusive la salud, lo cual no es tan importante como la aceptación y la gratificación, sin arrastrar culpas ni expectativas.
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